Los Infortunios de Luisa (Relato)

La Asociación ACA_BDSM (Asturias), convoca todos los años un concurso literario sobre nuestra temática. Aunque no soy muy dado a escribir relatos, me animé este año a escribir uno y participar alentado por el tipo de relatos que solicitan a concurso. Según sus normas:

«La temática ha de poder ser englobada dentro de las prácticas, vivencias o fantasías realistas del mundo BDSM. También se aceptarán relatos de temática fetichista – el mundo BDSM es demasiado amplio y la vez demasiado pequeño como para discriminar alguna práctica o gusto-«

«El jurado seleccionará las obras que considere que muestran mejor la realidad del mundo BDSM. También valorará aquellas que fomenten la seguridad en las prácticas BDSM, la igualdad sexual frente a cualquier tipo de discriminación que puedan sufrir los practicantes del BDSM por causas de sus tendencias, y aquellas que desmitifiquen las prácticas inadecuadas y/o salvajes que suelen asociarse a ésta comunidad.«

(los destacados son míos)

Pues eso: animado por esto, escribí un relato que los muy ineptos no supieron valorar (es coña, seguramente fué el peor de los que recibieron) y lo envíe a concurso. Es el relato que comparto con ustedes ahora.

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LOS INFORTUNIOS DE LUISA

En la penumbra de la habitación iluminada tan sólo por la trémula luz de unas velas, apenas podía distinguir las facciones de su captor.

Se encontraba echada boca arriba sobre una plataforma o mesa completamente desnuda. Sus manos y pies estaban sujetos en forma de “X” de una forma firme y a prueba de forcejeos.

–  Suéltame, maldito hijo de puta!! No tienes derecho a hacerme esto!! – exclamó–.

–  Puta endiablada!! No sé si tendré o no derecho a hacerlo… pero sí sé que puedo hacerlo!!

El muy cabrón tenía razón. Nada había que ella pudiese hacer ahora. Cómo había llegado a esa situación? No importaba ya: estaba por completo a merced de un psicópata…

 – SOCORROOOOO!! – gritó ella– AYÚDENMEEEE!!

– Quieres gritar? – la increpó el bastardo–  No importa, puedes gritar todo cuanto quieras… de hecho, te aseguro que gritarás mucho más… Por eso te he traído a esta oscura bodega, lejos de todo y de todos. Hoy vas a pagar por lo puta que eres…

–  Hijo de PUTA!! Suéltame!! Qué quieres de mí? Qué te he hecho yo?… Qué es lo que quieres?? Follarme??

– Si quisiera follarte, ya lo habría hecho… No eres más que una puta a la que bastan un par de carantoñas para que chorrees por patas abajo. De hecho, ya puedo ver cómo tu coño reluce como un bebedero de patos… No. Te he traído aquí para divertirme con el dolor de tu carne. Para deleitarme con tu dolor… Ya no gritas??; Bueno, haré que lo hagas!!

El psicópata se aproximó a ella y tomó uno de los velones próximos alzándolo sobre ella, quien aprovechó la ocasión para ver el rostro de su captor, pero sólo pudo ver que lo tenía cubierto por una máscara de cuero negro. A pesar de lo cual, ella pudo intuir una málevola sonrisa tras la cremallera.

No podía creerlo… Iba a dejar caer la ardiente cera sobre ella!!. Con los ojos desencajados observó cómo su muñeca giraba. Al tras luz, se apreciaba una enorme piscina de cera en la copa de la vela. Su cuerpo se tensó, buscando apoyarse en sus maniatadas muñecas y tobillos, arqueando su espalda y revolviéndose en un desesperado intento de huir de aquel ardiente líquido… De pronto, un chorro de cera caliente abandonó la vela impactando sobre su vientre, salpicando sus pechos como si cientos de minúculas avispas con aguijones de fuego penetrasen su piel…

 –  AAAAAGGGGHHHH!! MALDITO BASTARDO HIJO DE PUTA!!

La ardiente cera comenzó a deslizarse por su vientre, sorteando su prominente ombligo y alcanzando su pubis, para seguir deslizándose hasta alcanzar la grieta de su coño y su erecto clítoris, produciéndole un intenso dolor, lo que la hizo arquear aún más su cuerpo clavándole más sus ataduras.

 – MALDITO CABRÓN!! SUÉLTAME INMEDIATAMENTE!! SOCORROOOOO!!

–  Ya te dije que te haría gritar. Sigue así, puta!! Nadie puede oirte, nadie podrá rescatarte…

La vela continuaba goteando sobre su vientre, escalando hacia sus pechos. Sentía la picadura de cada gota recorriendo su tormentoso camino buscando las aureolas de sus pezones y los pezones mismos. Sus manos forcejeando con sus ligaduras. El maldito bastardo situó su cara sobre la de ella mirándola con una sonrisa burlona – supuso ella – bajo la máscara… El hijo de puta se excitaba viendo las lágrimas en sus ojos y su cara de terror: lo veía en sus ojos.

De repente, se detuvo. Dejó el velón a un lado y vió – más bien sintió – cómo rebuscaba algo fuera del alcance de su vista. Cuando regresó, tomó su cabeza y le colocó un antifaz que le cubría por completo los ojos, cegándola. Sintió como revisaba las ataduras de sus muñecas y exclamó:

 – Sigamos, puta…

De nuevo sintió la cera caer sobre sus pechos y las salpicaduras, como minúsculos aguijones de fuego, en su cara. Gritaba y se retorcía. Le insultaba y le suplicaba. Le rogaba que se detuviese, que la dejase ir. De nada servía. A cada grito, a cada ruego, él respondía insultándola, gritándola, amenazándola.

Ella habría deseado escapar, buscando un lugar feliz en su mente donde recogerse de tal tormento. Pero su mente se obstinaba en regresar siempre a este oscuro lugar, en este preciso momento. Su pecho estaba completamente cubierto de cera y comenzaba a endurecerse, proporcionándole una protección a las ardientes gotas que aún se vertían. Su cuerpo se relajó por ello, lo que no pasó desapercibido para su captor:

 – Saca la lengua, ZORRA!!!

Como respuesta, ella apretó los labios…

 – Saca la lengua o te la sacaré con unas tenazas!!!

Apretó más los labios e intentó dejar su mente volar, en busca de un lugar feliz. No pudo. Su mente regresó a ese lugar, a este momento.

 – PUTA DE MIERDA!! TE VOY A ENSEÑAR A OBEDECER!!! – gritó él –, mientras su mano se abría paso entre la cera endurecida que cubría uno sus pezones, pellizcándolo sin la más mínima compasión. Ella sintió como si se lo arrancase de cuajo. De hecho, sintió cómo un espeso y tíbio líquido brotaba de él…

– Saca la lengua, ZORRA endiablada!!!

Con un grito casi al límite de sus cuerdas vocales, sacó la lengua, apresándola él inmediatamente con sus propios dedos, tapádole la boca y estirando la lengua fuera de ella. Y notó cómo la cera caliente se derramaba sobre su lengua.

Se alejó de ella. Escuchó un sonido metálico… cuchillos? Oh, Dios!! Es el fin!!. De nuevo se aproximó y le quitó el antifaz. Lo primero que vió, fue un cuchillo justo ante sus ojos. Detrás de la afilada hoja, vió los ojos encendidos tras la aterradora máscara…

Sintió como el frío cuchillo rozaba la piel de su vientre, lo que la hizo contener la respiración y cerrar los ojos, esperando el desenlace final. El cuchillo se introdujo entre su tibia piel y la cera, deslizándose entre ambas y despojándola de su traje de cera… Desnudándola.

Su mente intenta volar a un lugar feliz sin conseguirlo. Su cuerpo y su mente están presas aquí, ahora. Una imagen aparece por un instante en su mente: es su hijo de 8 años saliendo de la escuela…

 – ROBERTO!!!!!!!!!!

Su captor se detiene al instante. Deja el cuchillo sobre la mesa auxiliar y arrancádose la máscara de su cabeza la mira a los ojos y pregunta:

– Estás bien, Luisa?? Qué te ocurre Cariño?? Te he cortado??

– No mi Amor, no!! Pero es que acabo de recordar que hoy tenemos la reunión de la Asociación de Padres de Alumnos del colegio!! Y es dentro de media hora!!!

– COÑO!! Pues hay que darse prisa!!  Deja que te desate…

Mientras él la desata, en ambas caras se dibuja una amplia sonrisa se felicidad y complicidad. La mente de Luisa se encuentra sumida en un mar de endorfinas, de serotonina y de adrenalina. Mientras las ataduras desaparecen, su mente repite en bluce lo sucedido. No había lugar feliz donde ir, por que ya estaba en él… En las manos de su amado Roberto, en su casa de campo, en su propio mundo. Lamentaba haber tenido que usar su palabra de seguridad, justo cuando presentía el desenlace final, en el que ambos liberarían la tensión acumulada durante la sesión con un tremendo orgasmo… Pero hay cosas que no pueden esperar. Sonrió recordando el momento en que él le puso el antifaz: justo a tiempo para proteger sus ojos de las salpicaduras. Y sonrió al recordar cómo protegió el interior de su boca con su mano cuando vertió la cera sobre su lengua…

 – Oye Roberto, la vela de hoy, la que has utilizado en mi lengua, apenas quemaba…

– Ah, sí!! Es una vela nueva que compré. Es de cera de soja, apenas alcanza los 45º… la cambié para verterla en tu legua…

Tras una ducha rápida, ambos procedieron a vestirse. Mirándose al espejo, vió reflejado en él a Roberto que se estaba poniendo la ropa interior…

 – Sabes qué, Roberto? Mejor no te pongas los calzoncillos… Ahora es mi turno de estar arriba…

Roberto la miró y sonrió. Ahora le tocaba a él ser el esclavo. Con los ojos encendidos de deseo, exclamó:

 – Sí, Ama…

Dragón_2013

Dragón

2 comentarios en «Los Infortunios de Luisa (Relato)»

  1. Lo de la Asociación de Padres de Alumnos…. un puntazo, me he partido de risa jajaja, desde luego es lo último que esperaba leer.

  2. Saludos señorita xana!!

    Jop… Se ha «partido de risa»?? Pos vaya asco que soy para encender pasiones!!!

    Lo cierto es que la intención en ese relato no era otra que la de dar una visión diferente a la habitual. Mostrar que quienes practicamos BDSM no somos otra cosa que cualquier vecino, padre, madre, hijo, abuelo, fontanero, abogado, médico… Seres humanos, socialmente integrados y que contribuimos a nuestra sociedad… Aunque luego disfrutemos de una sexualidad algo diferente.

    Si le sirvió para echarse unas risas… chapó!!

    Un beso y un abrazo a ambos!!

    Dragón

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