«BDSM: se nace o se hace?»

En el foro Someteme, una usuaria planteaba la pregunta que da título a éste post. Como disponía de un poco de tiempo, aproveché para publicar Mis ideas al respecto. Como es un texto largo y creo que puede resultar interesante para vosotros, amigos y visitantes, lo comparto aquí.

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Sea bienvenida, señorita «xxxxx».

La cuestión que usted formula es una de esas preguntas clásicas que una y otra vez aparecen en los foros (junto con la de “puedo detener mi sierra eléctrica con el pene?” – es broma… pero seguro que hay quien lo pregunta, basta leer algún manual de sierras eléctricas norteamericanas – ). Incluso con el mismo enunciado que el suyo. Díriase que es “tan antígua como el mear”.

Es difícil dar una respuesta real y acertada a la misma, sobre todo por que todos queremos ser los más mejores, los más auténticos y eso de ser algo de nacimiento viste mucho. Con el tiempo, no tardaremos mucho en ver cómo para “marcar la diferencia” aparecerán conceptos como “casta” y “estirpe”: “Mis padres, Mis abuelos, Mis tatarabuelos… todos eran BDSM. Yo soy la decimonovena generación!!”.

Como quiera que sin lugar a dudas recibirá usted muchas respuestas en ese sentido, Yo, fiel a Mi filosofía “los Reyes magos no existen, son los padres… pero eso no quita la magia, la engrandece”, aportaré Mis reflexiones sobre el tema con la intención de darle otra visión distinta de ello. Yo siempre “haciendo amigos” y jodiendo las pajillas…

Entremos en materia.

No existe prueba alguna de la existencia de un gen relacionado directamente con el BDSM. Desde luego, que no lo conozcamos no impide que no pueda existir, sólo que no lo conocemos… Y difícilmente llegaremos a conocerlo en un plazo más o menos cercano, pues el mapa genético tiene muchas otras prioridades que estudiar un hipotético gen minoritario y no relevante. Genes relacionados con patologías y enfermedades hereditarias son mucho más rentables y necesarios.

Así pues, lo que nos queda es elucubrar a través de tres vías posibles: Observación, indiciaria y filosófica. Veámoslas.

Observación:

Sin que esto se entienda como un juicio o prejuicio a quienes ya han expresado su opinión o a quienes puedan expresarla más adelante, si no más bien como el fruto de años de observación personal, puedo asegurarle que más del 99% de las personas que ahora declaran “ser BDSM desde siempre y para siempre”, dentro de un plazo de tiempo más o menos largo dejarán de serlo. Desaparecerán para siempre. La mayoría en silencio. Unxs pocxs haciendo ruido y renegando. Y encontrarán otro algo que temporal o definitivamente llene sus vidas. Y entonces serán XXXX “de nacimiento” (sean budistas, toreros, bisexuales, fontaneros, poetas, esposas, esposos…). Ciertamente, esto no excluye la posibilidad “de nacimiento” de ese porcentaje de quienes ocupan ese 1% restante que todavía permanecen y permanecerán. Y antes de que alguien pregunte: no es una estadística empírica la Mía. Igual no son 99/1 y son 89/11 ó 99,9/0,1. Tan sólo es una estadísca literaria, para situarnos.

Indiciaria:

Dije antes que no existe constancia de un gen “BDSM” que justificase la herencia y por tanto el nacimiento. Pero existen evidencias de la existencia de genes que podrían estar relacionados. Tomemos, por ejemplo la parte S/m del BDSM y un posible gen con cierto “peso” en la determinación de esta preferencia:

Se sabe que el gen causante del color de pelo “pelirrojo” tiene a su vez cierta influencia en la percepción del dolor. Las mujeres pelirrojas (que no los hombres) tienen una sensibilidad distinta al dolor, haciendo que respondan de manera diferente a los analgésicos y anestésicos, teniendo un umbral más alto en la percepción del dolor. Parece ser que el mismo gen que determina ese color de pelo, también determina una constitución diferente de las vías dolorosas y en los neurotransmisores. (Fuente Cuadernos de BDSM nº 6).

Así pues, podríamos pensar que las pelirrojas nacen genéticamente programadas para ser masoquistas? O al menos, más masoquistas que las morenas o las rubias?. No, simplemente perciben el dolor de manera diferente. Sin embargo sí nos abre las vías para pensar que hay influencias genéticas en cómo se percibe el dolor. Lo que se haga con ellas dependerá de factores ambientales.

Filosófica:

Existe un gen de la dominación? Y un gen de la sumisión? Aunque no hay evidencias directas ni indirectas de ello, más allá de la posible herencia de patologías mentales que podrían asimilarse de algún modo a ambos conceptos (por ej. Psicopatía, personalidad obsesivo-compulsiva, la personalidad dependiente, etc…), no parece que sea así. La vida en sí misma es dominante. Desde el más pequeño atisbo de vida en el fragmento de vida más pequeño, ésta tiende a conquistar y dominar su entorno. Desde el más pequeño virus, cuya misión es reproducirse y conquistar su entorno, al ser humano, cuya misión es idéntica, tanto como especie como individualmente. La sumisión no es natural, si no una respuesta de supervivencia. Tomemos por ejemplo una manada de leones (o lobos o lo que usted quiera): siempre habrá un macho dominante (o una hembra entre las hienas) y el resto del clan será sumiso a él… Hasta que otro macho (o hembra en las hienas) se vea con fuerzas para desbancarle. Una vez suceda esto, el anterior macho dominante, si sobrevive, pasará a ser sumiso del nuevo “amo” del clan. Por tanto, el “espíritu” de la dominación (del entorno, de los demás) es algo inherente a la propia vida, escrito en el propio código genético al completo, no en un solo gen, pues sería algo redundante y un desperdicio de energías. Y en el universo, en la vida, todo tiende a una sola cosa: al ahorro de energías y a la simplificación. Además, de haber existido en el pasado (millones de años atrás) un tipo de vida con gen “sumiso”, ésta se habría extinguido víctima de los depredadores “dominantes”, pues el gen sumiso sería un gen recesivo, incapaz de mantener la especie.

Además…

El BDSM, sus roles y sus prácticas son algo voluntario, son algo que se debe de practicar de manera sensata. Esto está en la filosofía del BDSM mismamente. Los roles los escojemos por preferencias, por gustos, en busca de una satisfacción, de una gratificación. Y son o pueden ser cambiantes. Pero siempre son voluntarios. Si no es así, no es BDSM. Aunque existe mucha filosofía entorno a que una persona con actitud dominante ante los demás o ante la vida debe de ser necesariamente dominante en el BDSM (o en el caso inverso, sumiso), esto no es así. Pueden darse y se dan casos que contradicen esto claramente. Y de hecho, una personalidad excesivamente dominante o excesivamente sumisa entra más bien en el campo de las patologías. Y dudo mucho que exista un gen de “dominante, pero lo justo, no siempre y siempre consensuado” que determine una naturaleza de nacimiento BDSM.

Mi conclusión:

Con todo lo anteriormente escrito, más algunas cosas que sin duda se Me quedan por escribir, puedo exponerle Mi conclusión a este respecto. Por supuesto, es sólo Mía y puede ser errónea. Pero a Mí Me vale en tanto en cuanto no encuentre evidencias claras de que estoy herrado. La comparto con usted, con ustedes con la esperanza de que al menos les sirva para meditar sobre ella.

En Mi opinión, los roles y las preferencias BDSM son algo ambiental, algo que aprendemos y que elegimos. Sin duda hay factores genéticos que pueden facilitar nuestra posible tendencia y/o elección (como por ejemplo, una forma diferente de percibir el dolor), pero no determinarla. Son Nuestras experiencias vitales las que lo hacen.

El BDSM es como los espaguettis: A unos les gustan con nata, a otros con tomate, a otros con ajo y picante. En su elección… hay algo genético? Puede ser. Puede existir un gen que organice nuestras papilas gustativas de una forma más o menos mejor sintonizada con uno u otro sabor. Sin embargo, no existe un gen que determine adicción a uno u otro. Y sin embargo sí existen factores ambientales, externos que lo hagan.

DisculpeMe/Disculpen el rollazo que les he soltado…

Dragón

4 comentarios en ««BDSM: se nace o se hace?»»

  1. Dragon, como siempre, un placer leer tus «pensamientos» y escucharlos de viva voz.

    Sólo me queda suscribir cada una de tus palabras y decir que son acertadas, al menos, desde mi punto de vista del BDSM.

    Ojala, todo el mundo tuviese las ideas tan claras, nos evitaríamos las «clases magistrales» de esos que, como dices, en poco tiempo desaparecen dejando tras de ellos infinidad de tesis doctorales.

    En cuanto a lo de las pelirrojas ya lo hablamos un día de estos con una cerveza en las manos.

    Un saludo

    1. Gracias a usted, señorita adorablei. Sin duda, la genética influye en lo que somos en cualquier aspecto. Pero eso no implica que se nazca «sumisa/o» o «Dominante». Pero eso ya lo he dicho en el texto publicado.

      Un saludo!!

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