«Al BDSM se viene bien pajeadx de casa»

Si hay algo que los practicantes de BDSM buscamos siempre, es el mayor realismo dentro de nuestras teatralizaciones. Por ejemplo, a la hora de escoger y utilizar nuestras esposas o grilletes siempre procuramos que sean auténticas o lo más realistas posibles. No nos sirven las esposas de sexshop, fáciles de romper, cortar y dotadas de un dispositivo de liberación rápida y que puede ser accionado incluso por parte de la persona esposada. Y lo mismo ocurre con todos los instrumentos que podamos utilizar como fustas (preferimos las fabricadas para equitación), gatos (preferimos los más duros a los de gamuza), cuencos para mascota (qué mejor que un auténtico bol canino!), etc, etc.

Por supuesto que el buen practicante BDSM se asegura muy mucho de disponer de los conocimientos y elementos de seguridad necesarios como para que ese realismo que buscamos no se le escape de las manos. Y esto es algo también válido a la hora de establecer relaciones con lxs demás.

Los deseos de poseer y dominar, así como su reflejo, los deseos de ser poseidx y sometidx pueden ser muy intensos, sobre todo al inicio cuando la inexperiencia se alía con una sobredosis de fantasía y deseo. Y por ello queremos sentir que esa persona que se arrodilla a nuestros pies o esa persona ante la que nos arrodillamos es “verdaderamente” nuestrx dueñx o nuestrx esclavx.

Y es que no nos engañemos: El BDSM puede ser muy aburrido cuando conoces los mecanismos por los que se rige. Saber que esa “tortura” a la que es sometida una persona, contrariamente a lo que pueda parecer, en realidad está disfrutando de lo lindo y que por mucho que parezca que no tiene más remedio que soportarla pues no hay forma de que se detenga, tan sólo una simple palabra es suficiente para que cese, que todo cuanto sucede no es más que un Drama teatralizado puede restarle emoción. De ahí que, por ejemplo sea tan difícil encontrar películas o novelas que podamos clasificar claramente como “BDSM”, pues en ellas se obvian todas esas cosas tan aburridas como son el Consenso, el diálogo, la construcción de una escena, las medidas de seguridad, etc, etc. Todo eso es demasiado aburrido y no vende.

Qué libros BDSM han leído? Muy probablemente entre la mayoría de sus respuestas encontaremos novelas (sobre todo en estos tiempos de auge de las mismas) en los que de alguna manera se obvian todas estas cosas. Y pocas, muy pocas respuestas harán referencias a libros específicos para el aprendizaje de las prácticas BDSM.

Y es que lo que en realidad “nos pone” no es leer sobre cómo hacer ataduras con seguridad, sobre cómo clavar agujas de igual modo o sobre cómo gestionar adecuadamente el consenso. Lo que “nos pone” son aquellas cosas que anidan en nuestras fantasías más oscuras y profundas. Lo que “nos pone” son esas fantasías donde somos autores/víctimas de una violación o abuso, donde dominamos a otra/s personas o somos sometidxs contra nuestra voluntad, quedando absolutamente a merced de nuestros/sus deseos y designios. Por eso lo que más nos excita son las películas, las novelas, los relatos y las historias no consentidas.

Son estas historias las que mejor alimentan nuestra líbido, nuestro deseo, convirtiéndose en la pornografía extrema de nuestra sexualidad: si para la sexualidad más “normativa” nuestras prácticas pueden ser consideradas como porno duro, las historias de “no consentido” son el porno duro del BDSM.

Y esto es algo que no es malo… mientras tengamos bien claro que una cosa son las excitantes fantasías que anidan dentro de nosotrxs y otra bien distinta la realidad. Puede que unx individux vaya por la vida más salidx que el rabo un cazo a causa de sus fantasías de ser violadx, pero debe ser capaz de ser consciente de que si eso sucede no será el actor/actriz o el chicx de sus sueños quien lo haga. Ni tampoco será tan dulce como en las mismas. Ni caerá rendidx arrepentido a tus pies, locamente enamoradx y cautivadx por ti. Será una experiencia traumática, demoledora. Lo mismo puede decirse por ejemplo de la fantasía de ser sometidx a la fuerza: si eso ocurre no serás tratadx de igual forma que en tus fantasías masturbatorias y no terminarás felizmente encadenadx y sonriente…

Por eso es tan importante la sensatez, la cordura, a la hora de practicar BDSM. Por que es necesario saber distinguir entre fantasía y realidad, entre lo posible y lo imposible, lo viable y lo inviable.

Y es por eso también que lxs mejores compañerxs de juego son aquellos que son capaces de interiorizar su rol hasta el extremo de llegar a sentirlo y hacer sentir a lxs demás que es “real”, mientras da un triple salto mortal mental olvidando que no es más que una teatralización… sin dejar de tenerlo presente en todo momento.

Como he dicho antes, cuando el deseo, la inexperiencia y la fantasía se alían pueden hacernos perder la sensatez y la cordura, anular nuestro sentido común y llevarnos a cometer errores fatales. Si ése es tu caso, permíteme que te de un primer consejo:

“Al BDSM se viene bien pajeadx de casa”

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