Pensandolo bien, creo que hay tres tipos de miedo en el BDSM:
El miedo natural.
El miedo deseado.
El miedo “a lo marqueze”.
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El miedo natural es ese que todos podemos experimentar al enfrentarnos a algo nuevo.
Es la inseguridad y los nervios que puede sentir alguien que empieza y aún no tiene muy claro hacia dónde va, qué encontrará, qué clase de frikis habitan este mundo, o tal vez ni siquiera sabe del todo bien qué quiere y qué busca. El miedo a no encajar, la incertidumbre ante las primeras kedadas, la falta de confianza en estos primeros pasos en uno mismo y en los aún recién conocidos, la inseguridad que provoca el no tener del todo claro cuales son las reglas y no controlar del todo la situación… Es ese tipo de susto que nos acompaña cuando nos enfrentamos a cualquier experiencia nueva, un nuevo deporte, cuando empezamos el colegio, o cuando enfrentamos un trabajo nuevo con nueva gente, nuevas exigencias y nuevo ambiente.
No pasa nada, todos lo superamos. Acudimos nerviosos a esa primera cita, o a una fiesta donde apenas conocemos a nadie, o nos entregamos cada vez con más soltura a la diversión y el placer de los encuentros.
Y vuelve, y volvemos a superarlo… Porque lo bueno que tiene esto es que por muy veterano que seas, siempre quedan cosas nuevas que probar, y la expectativa volverá a generarnos, tal vez, un poquito de inseguridad, un cosquilleo de incertidumbre y duda. Luego nos gusta, o no nos gusta; Lo incorporamos a nuestros juegos o lo rechazamos, y ya está… a otra cosa.
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El miedo deseado es ese temor provocado durante el juego. Ese miedo excitante nacido del no saber qué va a pasar, o del temor que nos provoca la imagen o el sonido de algo, de la voz susurrante y la mirada perversa del dominante.
Es una sensación similar en su mecanismo a la que nos autoprovocamos al subir a la montaña rusa, hacer puenting o ver películas de terror. Un miedo que nos dispara la adrenalina, nos acelera el pulso, nos pone el vello de punta… Miedo provocado por la aversión a una situación percibida como de riesgo, pero con la conciencia final de que ese riesgo es en gran parte figurado, que se trata de una proyección, o una escenificación. Un miedo que disfrutamos porque al fin y al cabo sabemos que estamos a salvo.
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El miedo “a lo marqueze” es, el miedo a cosas reales, motivado por una interpretación fantasiosa de esa realidad.
Es ese que algunos parecen tener ante la posibilidad de ir a un encuentro, a una fiesta, o cualquier tipo de situación y práctica, porque proyectan sobre esa realidad su propia fantasía y la deforman hasta convertirla en algo propio de un relato de la web marqueze (de ahí el nombre). Un relato de esos en los que uno entra en una fiesta y es drogado y sometido él/ella y toda su familia hasta la eternidad. Donde las subastas no son un juego controlado, pactado, limitado y disfrutado, sino un terrible trauma en el que puede ocurrir de todo sin medida. Donde el llevar al dedo un anillo de O significa que cualquiera por la calle puede exigir tu obediencia absoluta y disponibilidad sexual y de todo tipo, ahí mismo entre semáforo y semáforo. En fin… donde cualquier cosa puede ser la entrada a los avernos de la depravación (eso tampoco sería tan grave) y del sufrimiento y destrucción más absoluta del ser humano (eso si).
Este miedo abunda en muchos foros y chats. Es el que lleva a alguien a asegurar a una sumisa que prepara su primera incursión en una fiesta fetish, – fiesta pública y abierta organizada por gente de solvencia en lo más parecido a una discoteca-, que si va estará al servicio de los demás asistentes para lo que cualquiera de ellos quiera (sin consensos, sin limites, sin pactos…). Lo dice, no porque sea mala gente y quiera asustarla… lo dice porque ese es el miedo que le dictan sus fantasías desbocadas.
Hace poco el equipo del Fetish Café anunció algunos cambios en sus fiestas, y la avalancha de rumores sobre las terribles cosas que iban a acontecer, inventos y fantasías (¿tal vez en secreto deseadas?), se propagaron de tal manera que Dómina Zara tuvo que salir a desmentir historias por esos foros de dios.
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Y es que al final, realmente… basta con el sentido común. Sólo es cuestión de usar la cabeza.
Si tienes dudas o te cuentan algo terrorífico, emplea el sentido común. Y si aún así no lo tienes claro… pregunta. Pero a alguien que de verdad sepa la respuesta, que vaya a esos saraos, que haga esas cosas, que conozca DE VERDAD cuales son las reglas, o conozca a las personas que te preocupan… Que el “a mi me han dicho que” siempre ha sido un consejero muy malo.
Hay un cuarto miedo, el miedo MIEDO.
Miedo a tu dominante, miedo a tu pareja, miedo real a la situación que vives… Si alguna vez sientes de este, sal corriendo sin mirar atrás.
lena{DR}
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El miedo es libre, no dejan de decirme a mi, lo que esta claro es que, aun teniendo miedo, mucha gente se mete en unos lios tremendos por no tener un poco de cabeza fria… casi prefiero menos miedo y mas vergüenza, asi por lo menos, alguien pensaria antes de proclamar sus fantasias como verdades absolutas…
Buen post.
Un saludo
Yo hace poco le dije a un aspirante a «Amo» que me generaba miedo, que por eso a veces yo dudaba. Me abrí a el vaya.
Sabes cuál fue su respuesta? Que eso era irracional y que nunca había hecho daño a nadie.
Irracional….
Reflexione unos días y a lo que le contesté, ya no volvió a decir nada de nada.
Maltratador encubierto. De irracional no tenía nada mi miedo.
Porfavor hablad más de esto.
Hay un cuarto miedo, si. Solo de pensarlo me vuelve a dar miedo.
Gracias por la explicación y por las fiestas jeje
Sería interesante hacer una entrada con ese cuarto miedo, no se si es por mi edad o que ocurre pero… Ese cuarto miedo aparece demasiadas veces últimamente, por lo que sea, elijo mal.
Un besito
¿Y qué cuarto miedo es?