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Hoy quiero hablarles de algo que en principio no tiene nada que ver con el BDSM. Es una de esas cosas que sólo cobran un sentido “nuestro” gracias a nuestra particular forma de ver las cosas: Nuestra mirada pervertida.
Y es que se cumplen 66 años de la primera edición de “El Principito” de Antoine de Saint-Exúpery.
Tal vez lo leyeron tiempo atrás, en el instituto, o simplemente por placer o curiosidad. Y tal vez en aquel entonces pasaron ante sus ojos algunos fragmentos del libro sin apenas prestarle atención. O quizá sí…
Sea como sea, releyendo de nuevo esta obra, podemos encontrar algunos pasajes que pueden evocar algunos aspectos directamente relacionados con la Dominación/sumisión, con la entrega, con el uso del poder…
Como por ejemplo, en la conversación mantenida con el Rey, en la que explica la forma en que debe usarse el poder:
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(…)Un poder semejante dejó maravillado al principito. Si él disfrutara de un poder de tal naturaleza, hubiese podido asistir en el mismo día, no a cuarenta y tres, sino a setenta y dos, a cien, o incluso a doscientas puestas de sol, sin tener necesidad de arrastrar su silla. Y como se sentía un poco triste al recordar su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:
-Me gustaría ver una puesta de sol… Deme ese gusto… Ordénele al sol que se ponga…
-Si yo le diera a un general la orden de volar de flor en flor como una mariposa, o de escribir una tragedia, o de transformarse en ave marina y el general no ejecutase la orden recibida ¿de quién sería la culpa, mía o de él?
-La culpa sería de usted -le dijo el principito con firmeza.(…)
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O la conversación con el zorro:
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-¿Qué significa «domesticar»?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa «crear vínculos… «
-¿Crear vínculos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado… (…)
(…)
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…
(…)
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Hay mucho más que ver en este cuento infantil. Sin duda, cada cual encontrará algo especial en él…
Les recomendamos que, si no lo han leido ya, aprovechen este aniversario para hacerlo, bien sea en papel o en formato digital.
¿Se animan a leerlo y compartir con nosotros aquí sus impresiones?
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Hola: Efectuvamente, creo que en estos pasajes hay verdades nítidas para un dominante. No se puede ordenar a alguien más allá de lo que la otra persona puede dar. El gobierno de una sumisa pasa entre otras por la conciencia real de quien es la persona a la que estamos domesticando. Es muy cierto todo. Un saludo y gracias por la entrada.
Gracias a usted por compartirnos su opinión 🙂