A continuación, reproduzco uno de los apartados de mi «Tortura de tetas, by Dragón». Si quieren leerlo completo, pueden descargalo gratis y anónimamente desde AQUÍ.
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Pinzado:
Para un pervertido de las tetas, la visión de un pezón enhiesto y el deseo inmediato de pinzarlo es todo uno. Se constituye como un auténtico acto reflejo imparable. Diríase que de las tetas emana una especie de magnetismo o fuerza de gravedad de tal intensidad que cualquier instrumento con capacidades prensiles que caiga dentro de su campo de acción se verá irremisiblemente atraído hacia ellas. Son los “agujeros negros” de las pinzas.
Toda la superficie de la teta es suceptible de ser pinzada. De hecho, es meritoria de serlo. Para aplicar las pinzas, toma una porción de carne entre tus dedos pulgar e índice y levántala lo suficiente como para poder morderla con la pinza. Con la otra mano, coloca la pinza abierta sobre la porción de carne pellizcada y deja que la pinza la muerda. Puedes hacerlo de forma lenta y suave, o rápida y brusca: dependerá de cosas como la presión de la pinza, la sensibilidad de la teta y del efecto que deseas conseguir. Sin embargo, en las primeras veces te aconsejo que vayas despacio. Aplica pinzas “flojitas” y sé suave colocándolas. Con tiempo y práctica le pillarás el “punto de gracia” a tu víctima voluntaria y podrás actuar en consecuencia.
Asegúrate que aplicas las pinzas sobre una piel seca. Una piel húmeda o lubricada podría hacerla resbalar, lo cual resulta muy doloroso y poco excitante. Sé firme al aplicarlas y no titubees al hacerlo, pues eso también provoca dolor innecesario. Puestos a pinzar, pinza bien e introduce un buen pellizco de carne para que no se dispare la pinza o resbale por hacerlo laxamente.
Las pinzas duelen, no nos engañemos. Si no me crees, pruébalo sobre tí mismo/a. Duelen al colocarlas y, una vez puestas, el dolor aumenta progresivamente. Y sobre todo, duelen al retirarlas. Ese es el momento más álgido de dolor. Esto es debido a que la presión ejercida sobre la carne desaloja la sangre que la alimenta. En consecuencia, la zona pinzada deja de recibir riego sanguíneo y por tanto, de recibir oxígeno y nutrientes. La consecuencia inmediata es que los nervios se adormecen. Cuando retiramos la pinza, la sangre fluye de nuevo y los nervios se revitalizan, enviando una lacerante señal de alarma máxima. Se podría decir que estuvieron acumulando toda la información dolorosa y es ahora cuando aprovechan para liberarla. Por tanto, cuanto más tiempo mantengamos la pinza, mayor será esa sensación dolorosa. Esto se debe al fenómeno conocido como isquemia [1] y es el mayor enemigo que podemos tener.
La carne necesita oxígeno y alimento para sobrevivir. Si se interrumpe el riego sanguíneo, éstos no llegan a los tejidos y, transcurrido un tiempo límite comienzan a morir. Se produce lo que se denomina necrosis y es lo último que deseamos que suceda. Las tetas se merecen un castigo… Pero deben durarnos toda la vida.
Establecer los tiempos máximos de seguridad para evitar esta necrosis en el marco de nuestras prácticas afectadas (pinzas, ataduras y en general todo elemento de presión o constrictor) es complicado y fuente de frecuentes debates. La razón de ello es que son muchos los factores que intervienen a la hora de establecerlos. La presión, la zona afectada, la superficie y el estado de salud de la persona objeto de nuestras atenciones son aspectos muy variables e imprecisos.
He escuchado y leído sobre tiempos máximos que oscilan desde unos escasos minutos hasta horas. Jay Wiseman, en su libro “BDSM: Introducción a las técnicas y su significado”[2] establece un tiempo máximo de 1 hora. En el mismo capítulo relata el caso de un amigo suyo que probando unas pinzas se quedó dormido y al despertar habían transcurrido 4 horas. Como resultado, le dolieron los pezones durante un mes y tuvo suerte de que no se le gangrenasen. Nuestro Jose Luis Carranco, en su libro “Las Reglas del Juego: El manual del BDSM”[3] establece el mismo tiempo. Ambos autores son personas de reconocida solvencia como para saber de qué están hablando.
En cirugía, se suele emplear la isquemia inducida con el fin de facilitar las intervenciones quirúrgicas, cuando esto es algo posible. El tiempo máximo recomendado para estos casos es de menos de una hora y media, amparándose en estudios que demuestran que la necrosis comienza a partir de las dos horas. Y eso tratándose de situaciones de necesidad médica en la que hay motivos para correr riesgos. Una corrida no merece poner en peligro la integridad de nadie.
Mi experiencia personal es establecer esos límites seguros en torno a treinta minutos. Ése es un límite que he alcanzado en numerosas ocasiones y lo he comprobado como sobradamente seguro y suficientemente restrictivo como para tolerar un amplio margen de variables diferentes. No obstante, si las pinzas que utilizas ejercen una gran presión, reduce este tiempo.
Treinta minutos dan mucho juego. Es tiempo más que suficiente para pasarlo bien y siempre puedes prolongarlo cambiando las pinzas de sitio.
No obstante, como siempre, permanece atento. Vigila la temperatura y el color de la zona pinzada. Es normal que se enfríe un poco en relación con la zona circundante y que se ponga un poco pálida. Permanece alerta. Si el dolor se vuelve insoportable o incluso si dejan de doler, puede ser una señal de alarma.
La intensidad del dolor que puedes administrar con una pinza dependerá de:
– La zona pinzada: no es lo mismo pinzar el pezón o la areola que cualquier otra zona de la teta. En los primeros hay más terminaciones nerviosas, por lo que la sensación de dolor será mayor.
– La fuerza del muelle o resorte: lógicamente, cuanto mayor presión pueda ejercer el resorte, más dolor.
– La forma de la pinza: Hay dos factores decisivos aquí. Por un lado, cuanto mayor sea la superficie de la que disponga la pinza para apoyar su “mordida”, menor presión y por tanto, menor sensación dolorosa. Y al contrario, cuanto más pequeña sea esta superficie, mayor sensación de dolor. El otro factor depende de la distancia entre el resorte y la zona de pinzado. Cuanto más próximo esté de ella, tanto más dolorosa es la sensación.
Instrumentos de pinzado:
Disponemos de una gama muy amplia de instrumentos, abarcando esta una lista casi interminable de objetos de uso común, instrumentos de bricosado e instrumentos especialmente fabricados y comercializados para estos fines. Por tanto, esta relación no puede ser exhaustiva, aunque sí significativa. Comenzaremos por la más universal y sencilla.
Pinzas de tender:
Sin duda las más usuales, debido a su bajo precio, su facilidad de adquisición, su disponibilidad, su discreción y su relativamente baja presión (comparadas con otras). Preferiblemente de madera, asegúrate que en su fabricación no han quedado astillas que puedan clavarse en la mordida. La presión ejercida puede modificarse fácilmente para hacerlas más “blandas”: basta con forzar un poco su muelle abriéndolas más allá de su límite. También puede reforzarse mediante la colocación de bandas elásticas entre el muelle y la zona de pinzar. Sin modificar, son perfectamente soportables. Son además las más versátiles y permiten usos impensables en otros tipos de pinzas.
Con ellas podemos pinzar ampliamente la teta y colocar tantas como admita su superficie. Por supuesto, puedes expresar tu creatividad y hacer bonitas formas geométricas con ellas. Por sus características, son las únicas que podemos retirar con instrumentos de azote como la fusta o el gato. Son también las únicas con las que puedes hacer una “cremallera”.
La “cremallera” consiste en pasar una cuerdecita por el interior del muelle de las pinzas, dejando los extremos – o uno solo de ellos – dispuestos para tirar. Colocamos las pinzas y tiramos de los extremos – o extremo – para ir desprendiéndolas. Puedes disponer las pinzas en “caminitos” siguiendo la curva del surco submamario. O puedes empezar la travesía en un brazo, recorrer las tetas y finalizar en el otro brazo. Puedes desprender las pinzas una a una, eternizando el suplicio o puedes hacerlo en un solo jalón. Este es un tormento bastante duro y doloroso, tenlo presente y mantente alejado de pezones y areolas. Estas zonas no son aptas para hacerlo.
Si decides lastrar con estas pinzas, ten cuidado y no las cargues demasiado o se desprenderán rompiendo la piel – especialmente en los pezones y areola – y probablemente dejando caer el peso sobre tu empeine o el de tu víctima voluntaria.
Palillos chinos:
Toma un par de palillos chinos, júntalos en paralelo y ponle un par de gomas elásticas en los extremos. Después, sepáralos hasta poder introducir un dedo entre ellos, acércalo al pezón y colócalo entre ambos palillos. Con la mano libre, sujeta el pezón y tira de él hacia fuera. Saca el dedo de entre los palillos y… ¡Listo!. Puedes jugar a tirar de ellos, a retorcerlos y jugar al helicóptero. Pero ten cuidado y no fuerzes el límite de torsión del pezón. La presión del conjunto puede regularse añadiendo más vueltas a las gomas o desplazándolas hacia los pezones.
También puedes hacer lo mismo con algún tipo de varilla lo suficientemente larga como para alcanzar ambos pezones a la vez. Esto te ofrecerá una práctica “asa” con la que manejar a tu víctima voluntaria. En este caso tendrás que reforzar con una banda elástica intermedia.
Pinzas de oficina:
Las pinzas de oficina también son una opción. Eso sí, son de las más “fuertes” para estos usos. Si tu víctima voluntaria las soporta, reduce el tiempo de exposición drásticamente. Vigila que los bordes no sean cortantes y preferiblemente redondeados. Ojo con lastrarlas demasiado: por su construcción, no sueltan fácilmente su “presa”. Probablemente se llevaría el pezón entre sus fauces antes que liberarlo.
Perchas con pinzas:
Las perchas de metal para faldas pueden utilizarse para “jugar” a la “Doncella en apuros”. Su mordida es bastante fuerte, por lo que podemos utilizarlas para lastrar ambos pezones simultáneamente y de forma equilibrada. Son ideales para poner en situaciones comprometidas a nuestra víctima voluntaria. Por ejemplo, podemos disponer la escena de tal forma que deba mantenerse de puntillas para reducir la presión y el estiramiento sobre sus pezones. Al cargarse sus pies, tenderá a descansarlos apoyándolos por completo, lo que aumentará el tormento de sus pezones. Se convierte así en un suplicio en el que constantemente deberá valorar cual es la posición más cómoda.
También puede, mediante un sistema de poleas, conectarse el otro extremo de igual forma en los pezones de otra víctima voluntaria. Esto añadirá también el factor “causar daño” a su compañera y a valorar hasta qué punto antepone su propia comodidad a la ajena.
Pinzas hemostáticas:
Son pinzas destinadas a usos médicos. De plástico o de metal, tienen aspecto de tijera, pero los filos han sido sustituidos por una superficie plana. Las he visto utilizar para bloquear sondas, así que imagínate la presión que son capaces de ejercer. En la parte trasera, junto a los dedales –donde metes los dedos– disponen de un sistema de trabado que las bloquea. Para liberarlas, simplemente has de desplazar un poco los dedales. No aconsejo utilizarlas de metal por su rigidez. Las plásticas se deforman y esto ayuda a no pasarse en el apriete. Son muy útiles para lastrar, tal y como puede apreciarse en la imagen adjunta. Supongo que pueden adquirirse en ortopedias o tiendas de venta de material quirúrgico. Las mías las “distraje” en alguna visita al hospital.
Pinzas Japonesas o de mariposa:
Estas pinzas han sido diseñadas especialmente para ser usadas como punto de enganche de plomadas. También son muy útiles para torturas refinadas. Su superficie de aplicación es bastante pequeña, aunque tienen el detalle de estar protegidas por una goma con protuberancias. Por sí mismas ya ejercen una presión considerable, pero si las lastramos o tiramos de ellas su presión aumenta proporcionalmente. Ideales para atormentar a nuestra víctima voluntaria con situaciones que las pongan en apuros o para conducirla mansamente.
Pinzas especiales:
Existen muchos tipos de pinzas disponibles comercialmente. Detallarlas todas excedería con mucho los límites de este texto. Si estás interesado, te recomiendo que des una vuelta por algún sex shop especializado en S/m. Te sorprenderás.
Sin embargo hay un tipo que quiero destacar, a modo de ejemplo. Se trata de un sistema de estiramiento de pezones por pinzamiento. Se llama “Nipple Pullers” (extractor de pezones). Podéis verlo en la imagen siguiente [4].
Extra Bonus:
Cuando retires las pinzas, unas suaves caricias sobre la zona serán, sin duda, bien recibidas y agradecidas por tu víctima voluntaria. El calor de tu mano y un breve masaje la reconfortará y ayudará a reactivar la circulación sanguínea. Aunque también puedes ser un verdugo puñetero y obsequiarla con un leve apretón final presionando un poco la pinza. Tú decides.
Extra Bonus II:
Con los años, he podido comprobar la existencia de un posible efecto curioso e interesante. El uso continuado y regular del pinzamiento de pezones puede estimular la producción de leche, aún en mujeres que no tengan hijos. Al principio, aparecen unas gotitas de calostro y tiempo después, la propia leche. Especialmente si sometemos además al pezón a succión. He podido comprobar que si aplicamos sistemas para estimular la lactancia adaptados, la producción aumenta. Sin embargo, sólo puedo atestiguar esto para cantidades muy pequeñas, del orden de algunas gotitas. No resulta práctico en el mundo de hoy tener/ser una “mujer vaquita”.
Sin embargo, si te encuentras con esto ten en cuenta que la espontánea producción de leche por una mujer puede ser síntoma de patologías graves. También puede ser un síntoma de infección, y lo que tú tomas por calostro o leche ser secreciones infecciosas. Ante la duda, lo mejor es acudir a un especialista que efectúe un diagnóstico adecuado.
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Isquemia
[2] Traducción al español de su célebre “SM101”. Un libro que deberíais leer si no lo habéis hecho ya.
[3] Otro libro que imprescindiblemente deberías leer.
[4] Tomada de http://planetabdsm.com/pinzas/848-nipple-pullers-un-par.html
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Este texto esta extraído de mi trabajo «Tortura de tetas, by Dragón». Si quieres leerlo completo, puedes descargarlo gratis y de forma anónima haciendo click AQUÍ
Reblogueó esto en SUMISIONy comentado:
Les recomiendo este articulo, es muy completo y con explicaciones graficas. Algo de esto empece a practicar hace unos meses y me cae como anillo al dedo.
No dejen de leerlo