El Valor de la Experiencia

En el BDSMCiber lo normal es que de forma recurrente surjan los mismos temas una y otra vez, en una eterna rueda de ideas endogámicas que aún lejos de ser ciertas la mayoría de las veces, parecen construir una falsa realidad a base de repetir las mismas cosas y los mismos argumentos una y otra vez. Pero de esto, hablaré en otra ocasión, por que ahora quiero centrarme en uno de esos temas.

Quiero hablar del valor de la Experiencia.

Con frecuencia suelo observar que esta se minusvalora. Por ejemplo, cuando el debate gira en torno a alguien novat@, sea por la causa que sea, y dependiendo de la puntuación obtenida en el “índice de follabilidad”, la experiencia perderá importancia e incluso puede desaparecer por completo en aras de un “lo importante son las ganas”… Como si para adquirir experiencia en algo no se necesitasen también esas ganas o como si ambas cosas, experiencia y ganas, fuesen incompatibles.

Luego está la otra cara de la moneda: la del/la Dominante que “reniega” de su posible experiencia. Las razones por las que lo hacen las ignoro. Mi mala cabeza me tienta a pensar que posiblemente sea una cuestión de estrategia, pero en realidad, no tengo ni idea. También es posible que sean sinceros al hacerlo, dado que es posible hacer algo durante muchos años y no aprender nada en absoluto, como el que lleva 10 años de universitari@, pero nunca ha pasado de Primero. Esto sí tiene que ver con las ganas, tenerlas o no.

La experiencia es un aprendizaje activo que se adquiere mediante la exposición a algo, interviniendo factores como la duración en el tiempo y la intensidad. Adquirimos experiencia observando, leyendo, informándonos, formándonos y practicando, relacionándonos con los demás. Para adquirirla, necesariamente tenemos que pasar por una serie de pruebas y ensayos, cometiendo errores y aprendiendo a evitarlos.

Para adquirir la experiencia que tengo, han sido muchas las personas que han dedicado su tiempo en enseñarme, en explicarme las cosas que no entendía y mostrándome la forma correcta de hacer las cosas. Y ha habido también mujeres, sumisas, que han confiado en mí para abandonarse entre Mis manos y gracias a las cuales hoy sé lo que sé. Por eso, y con la seguridad de que habrá quien me tache de prepotente o engreído al hacer esta afirmación, Yo no reniego de Mi experiencia. Es más, estoy tremendamente orgulloso de ella. Se lo debo a ELLAS, se lo debo a ELLOS. Soy un mero depositario.

Ciertamente, con esto no pretendo compararme con nadie. No es esta una declaración de “SOY EL MEGAAMOQUETECAGASPATABAJOMARIPILI”: Soy consciente de que experiencias hay muchas y diversas, y que hay muchas personas cuya experiencia le da mil vueltas a la Mía. También soy consciente (por experiencia) de que nunca terminamos de aprender y que por tanto, aún hay muchas cosas que ignoro y que debo aprender. Pero no por ello pierde valor la experiencia adquirida.

Especialmente dedicado a vosotras, quienes Me habéis enseñado a ser el Dragón que soy.

DR.

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