Gente con malicia, gente sin maldad…

«Gente con malicia, gente sin maldad…»

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Me gusta la gente que es transparente en las cosas que me atañen.

Que pone las cartas sobre la mesa y me permite el privilegio (o más bien me permite ejercer mi derecho) de decidir si la quiero o no la quiero en mi vida a ella, a lo que ofrece y demanda, y a todo el equipaje que le acompaña. Que a estas alturas de la vida todos tenemos un equipaje pegado a la espalda del que no nos desprendemos porque no sabemos, no podemos, o no nos da la gana.

Gente sin maldad. Sin mala intención, sin dobleces ni manipulaciones. Sin mentiras, medias verdades ni trapicheos. Que me caerá mejor o peor, coincidirá conmigo más o menos, tal vez seamos almas gemelas o tal vez completamente incompatibles y no nos soportemos… Que se equivocará unas veces y acertará en otras, me hará feliz o me dolerá… Pero sin maldad.

Nada encuentro más atractivo, ya apuntando más fino, que un dom con su punto cabrón pero buena gente.

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¿Pero hay gente con malicia? Malicia de la mala.

Desde luego.

Gente manipuladora, torticera, deshonesta. Trileros de los sentimientos. Gente que engatusa pero no responde, que dice una cosa y luego es otra. Gente que no respeta al otro y escupe al viento sin preocuparse de a quién le cae. Ases de los sabotajes y de pegarle fuego a la vida ajena por su minutito de gloria…

Claro que hay, qué les voy a contar yo (y qué me van a contar a mí).

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Y es que estaba canturreando Juan Antonio Cortés (una, que es ochentera) y a cada frase me venía algún ejemplo de gente de “por aquí”. Es lógico: aquí hay de todo. Hay exactamente lo mismo que “fuera de aquí”.

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Relean conmigo la canción y díganme que no conocen ustedes quien se ajusta a cada estrofa:

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Hay gente que nace y vive en soledad
Muere en un pedestal, nadie le llorará
Hay gente que vive perdida y sin valor
Y gente que vive suplicando una vez más
Una vez más, ehh
Todo el mundo sabe que es verdad

Hay gente que duerme y al despertar
No sabe distinguir el sueño de la realidad
Hay gente que vela en la oscuridad
Sin saber a quién está esperando ver llegar
Ver llegar, ehh…
Todo el mundo sueña, yo también.

Hay gente que lucha por un ideal
Portando banderas que el viento barrerá
Hay gente que aspira a ser algo más
Sin saber que su tiempo ha terminado y no-no-no
No-no-no, no

Hay gente que muere por encontrar
Lo que el destino no le supo brindar
Gente con malicia, gente sin maldad
Mientras el mundo va girando sin parar
Sin parar, ehh-oh

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Gente solitaria que emana frío, amargura y rencores. Gente aferrada a un “prestigio” o una fama efímera obtenida por su participación social o en redes sociales en un momento dado. Gente suplicando a un ex o a la vida una nueva oportunidad. Gente aferrada al recuerdo de una persona, o de un sentimiento, o de unas experiencias, (buenas o malas)… porque aún no llegó su momento de pasar página, o porque ha construido sobre ese “no volver página” parte de su identidad actual y alimenta de ello su ego. Gente enamorada de las fantasías que no es capaz de pisar tierra y vive en un deseo perpetuo jamás hecho realidad. Gente esperando algo o a alguien sin definir, doliéndose de esa usencia difusa, o intentando ajustar con calzador en el hueco vacío a quienes tropieza por el camino. Gente desesperada por encontrar esa parte que le complemente. Gente que fue… relaciones que fueron… y ya no son ni serán…

Por algunos pasos de esta pasión hemos pasado o pasaremos casi todxs en algún momento. Aunque hay quien hace del momento estancia en la que quedarse y definirse.

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Y sí, hay gente con malicia y gente sin maldad. Yo procuro rodearme de la segunda.

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Y mientras el mundo va girando sin parar.

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Aquí nací, en esta tierra* moriré.
(*metafórica)

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